DETENCIONES

A la captura de los veinte secuestradores hace unos días en el Estado de México ahora se suma en Tabasco la de importante jefe de los Z y sicarios y en el DF a más integrantes de la banda de la flor, los culpables del asesinato del niño Matí, incluido su máximo jefe.
También en el DF y de delitos conasiderados menores, han sido detenidos en el metro El Toreo algunos jóvenes que se dedicaban a arrancar cadenas de los cuellos de las peronas y cortaban dedos para llevarse anillos, entre estos está uno de los más peligrosos de estas alimañas conocido como El Tavo. Este miserable fue detenido en el monento que cometía un robo contra un joven y lo dejaba herido. Como se recordará, hace unos días El Universal denunciaba estos robos en el metro y aquí, en la entrada de rateros, dimos cuenta de ello.
Tras la denuncia parece ser que policías de civil se dieron a la tarea de investigar los hechos denunciados pr el diario hasta conseguir así la captura de tan peligrosos delincuentes y a los que al igual que a los secuestradores hay que sacarlos de circulación y haber si en la cárcel se matan entre ellos.
Todo esto está perfecto. Es la labor de las autoridades como bien reclama la gente, el detener a toda esta carroña, pero ahora viene, y es aquí el mayor problema, la labor de los jueces. ¿Qué penas impondrán a estas alimañas? Fue hace unos tres días cuando la televisión informaba de otra más (ya son demasiadas) de jueces. Resulta que una secuestradora sentenciada a 25 años de prisión fue puesta en libertad. Esto es lo intolerable, con esta burla es imposible acabar con el crimen. Entre jueces vendidos y el tonto ese de Derechos de Criminales, que hasta tiene la desfachatez de pedir la renuncia de las autoridades, cuando él es uno de los máximos cómplices del crimen, estamos perdidos.
Todos estos criminales, Z y asesinos de Martí, no deben salir jamás de la cárcel, mientras que los delincuentes del metro, que han efectuado numerosos asaltos contra gente trabajadora, deben estar alejados de la sociedad cuando menos diez años y al salir ser vigilados hasta asegurarse de que en verdad se han reinsertado a la sociedad.