Una semana después televisa da los hechos. Todo sucedió el domingo 25 de abril cuando dos pequeñas: Blanca Xóchitl Reyes Hilario de 8 años y Amabely Asunción Agustín de 11, se hallaban jugando junto a sus domicilios en la colonía Wesceslao Victoria Soto, En Nicolás de Romero Estado de México.
Eran como las seis de la tarde cuando un Sentra gris se paraba en la calle Morelos de la colonía mencionada y en donde se encontraban las dos niñas.
Un tipo alto se bajó del carro para obligar a las dos pequeñas a subir en él. Algunos testigos alcanzan a ver el secuestro y a las pequeñas dentro ya del carro golpeando los vidrios tratando de escapar.
Los tetisgos, entre ellos algunos familiares de las pequeñas, trataron de detener el auto sin conseguirlo, para al fin desparecer de la vista de los vecinos con las dos pequeñas en su interior.
Y llegó lo indignante, lo que no se puede tolerar y que ensucia a nuestra sociedad.
Las angustiadas familias, con algunos vecinos, fueron de inmediato a denunciar el rapto a la agencia del Ministerio Público de la PGJEM. Aquí exigieron que se radiaran las características del auto, pero les mandaron a la chingada como decimos en México, osea, que ni caso les hicieron. Se trasladaron a la Subprocuraduría general de Barrientos y exigieron hablar con el subprocurador, pero... ¿qué creen? Pues qué este gran trabajador, servidor del pueblo, se encontraba en Estados Unidos. Claro, el buen hombre tiene derecho a disfrutar de la buena vida, el que dos niñas estén en peligro de muerte, esto es arina de otro costado, lo primero es lo primero, el juego, las putas, el alcohol, etc. Para eso es subprocurador ¡que chingaos!
Y dado que el millonario subprocurador estaba en Estados Unidos y en la tal subprocuraduría se dedican a cobrar por no hacer nada, la banda de vagos e inútiles que ahí dicen que "trabajan", mandaron a la gente desesperada a la Unidad de Personas Desaparecidas, en donde más "servidores públicos" se seguían tocando las pelotas, que es lo único que saben hacen.
Los vecinos indignados se manifestaron en calles de Tlalnepantla, pero nadie les hizo caso y así, ante esta ineptitud y falta de profesionalismo de las llamadas fuerzas del orden, llegó el martes.
Fue en el paraje Chinguerito de Jilotepec en donde aparecieron los cuepecitos de las dos criaturas asesinadas.
¡Qué poca madre señores! De verdad. Qué poca madre de autoridades, ser incapaces de hacer una busqueda inmediata ante el peligro inminente de muerte que estan corriendo dos pequeñas.
Dos criaturas que apenas comenzaban a vivir dejaron este mundo conociendo la violencia de unos desalmados a los que ni bestias se les puede llamar, pues se ofendería a las bestias, un mundo violento en donde a las personas que se les paga por cuidar al ciudadano, a niñas como ellas, las abandonan a su suerte sin importarles que las asesinen.
Me pregunto una vez más, que hay con esos justicieros que les ha dado por salir en la prensa como paladines del bien, como el tal Martí, o el Vargas, los que mucho levantan la voz porque asesinaron a sus hijos o esa señora que detuvo a los que secuestraron y mataron también a su hijo, aunque en realidad no se sepa ni si su hijo está muerto, pero eso sí, culpables, aunque sean fabricados ya los hay. ¿Levantarán ahora la voz para condenar este bestial crimen? Sinceramente no lo creo. Ellos pertenecen a una clase alta y como tal, sólo les interesa su clase. Les interesa más que se castigue al secuestrador de un millonario que al que viola y asesina a una niñas inocente e indefensa, salvo que la niña sea de su clase o hija de ellos, claro está.
Una semana tardó televisa en dar una escueta noticia sobre el caso. La ausencia al funeral o velorio de Felipe Calderón, ha sido normal, al contrario de lo que sucedió con el jóven Martí y aquí cabría preguntar al señor presidente si acaso estas niñas no eran mexicanas, si acaso estas niñas por ser pobres tenían más motivos para ser asesinadas que un Matí o una Vargas.
¡No señor presidente! Estás niñas son tan mexicanas como lo era Martí o Vargas, eran tan inocentes o más que ellos y le debe causar tanta o más indignación sus muertes que las de ellos, puesto que son más pequeñas e hijas del pueblo que usted preside.
¿Se hará justicia? ¿Se detendrá a los culpables?
Hay algo curioso. Hata el momento cuando menos no se ha hablado de violación ni tampoco el motivo parece que fue un rescate. Esto tan sólo deja una posibilidad al aire y es la venganza contra algún miembro de la familia, por lo que para empezar se debe investigar por ese lado. Por otro me surge una nueva interrogante,¿Qué van a hacer con el subprocurador y demás bola de inutiles que nada hicieron por salvar a las niñas?
Este doble crimen no debería quedar impune. El castigo para estas basuras sólo debería ser uno: Pena de muerte. No es posible acabar así con la vida de dos inocentes criatura, pero ya sabemos que si no llevan los apellidos Marti, Vargas o Wallace, es gente de inferior categoria y ni tan siquiera merece la pena de que los "astutos investigadores" pierdan su tiempo en tratar de atrapar a los repugnantes criminales.
Pues aquí sí, aquí sí estamos contra los crímenes, contra los crímenes que se cometen contra el pueblo y por eso pedimos justicia para estas dos niñas que no debieron morir.
Vaya nuestro más sentido pésame para las familias de Blanca Xóchitl y Amabely Asunción.
Descansen en paz
La noticia corrió rápido y enseguida apareció en Twitter. @PNCH sube a la red social la impactante foto y El Universal se hace eco de la trágica noticia. ¿Cuándo acabará esto? Parece ser que nunca, que los asesinatos están destinados a quedar impune y que la vida de las personas ya no tiene el más mínimo valor.
