martes, 9 de diciembre de 2008

LO QUE DECIDA EL PUEBLO

Por Julio San Cristàn
Hace unos dìas leì en El Universal un nota sobre la pena de muerte firmada por Manuel Garcìa Urrutia en donde trata de demagogo a quien promueve la pena de muerte en Mèxico y da seis puntos para demostrar su inviabilidad, puntos que voy a ir analizando uno por uno.
Primero: Nuestrro gobierno ha avalado una serie de convenios internacionales en contra de la pena de muerte.
Si bien esto es cierto, nuestro gobierno tambièn es el de un paìs independiente y si llegado a tal grado de delincuencia criminal como ya hemos llegado, es necesaria la pena de muerte, nuestro gobierno debe aplicarla sin importar los convenios que tenga, pues al fin y al cabo es el pueblo quien lo pide.
Segundo: A abogado por mexicanos condenados a muerte en Estados Unidos alegando precisamente la normatividad internacional que la condena.
El problema fue del gobierno que hizo lo que le dio la gana y en actitud por demàs estùpida sin tener presente al pueblo. Para el pueblo es absurdo que se le vaya a decir a Estados Unidos que no ejecute a un criminal extranjero que violò y asesino a dos jovencitas. Estados Unidos hizo lo correcto y conste que no les tengo ninguna simpatìa.
Tercero: Mèxico ha retirado de la Constituciòn Polìtica la pena de muerte en congruencia con su evoluciòn històrica y en el àmbito internacional.
Desconozco a què evoluciòn se refiere, la evoluciòn que yo conozco es la de los criminales que a falta de dìas para terminar el año de 1908 llevan màs de cinco mil cien personas asesinadas y que estàn sembrando el terror por toda la geografìa mexicana.
Cuarto: Nuestro sistema legal no garantiza que la imparticiòn de la justicia se haga de manera justa y por lo tanto muchas arbitrariedades pueden cometerse al respecto.
De sobra sabemos las grandes injusticias que se cometen, como las de dejar libres a autènticos criminales que dan fuertes sumas de dinero a unos jueces. Por supuesto que se detiene a gente inocente, sin embargo la pena de muerte se puede aplicar cuando se sabe a ciencia cierta que el criminal es culpable. La banda por ejemplo que fue detenìda con madre e hijo secustrados en su poder pueden ser condenados sin miedo a que se cometa una injusticia.
Quinto: En lugares en donde existe pena de muerte no se ha demostrado que el crimen disminuya, que se inhiba la delincuencia; no es aumentando penas, amenazando con leyes que no se cumplen, como se le combate.
Esto es como el que dice que el condòn no ha acabado con el sida y que esta enfermedad va en aumento. Habrìa que saber cuàntos sidosos màs habrìa de no existir el condòn. De igual manera en los paìses que hay pena de muerte ¿Cuàntos criminales màs habrìa de no existir la pena de muerte? Es un argumento muy absurdo, lo cierto es que el ir a perder la vida si matas a alguien a màs de uno lo detendrìa y este hecho de por sì es suficiente para implantar la pena de muerte. Claro, que no se trata de amenazar, sino de que sea implantada y se comienza a cumplir.
Y sexto: No se vale jugar con inmoralidad, con los sentimientos y enojo del pueblo proponiendo medidas populistas con tal de ganar imagen y perder el tiempo en una discusiòn bizantina en vez de aplicarse como gobernantes y realmente acabar con la impunidad, verdadero problema de nuestro sistema de justicia.
Aquì no se trata de gobernantes, ni de impunidad, ni de sistemas de justicia; ni tampoco de educaciòn, economìa, etc. como tambien lo señala en otro apartado, aquì se trata de una delincuencia sin entrañas, una delincuencia que le da lo mismo cortar cabezas, que torturar a una persona hasta la muerte por el simple hecho de que tiene un dinero que èl quiere, que asesinar en un microbùs a un pobre trabajador que sale de casa para ganar el sustento de su familia, que violar y asesianar a una criatura inocente porque le apetece al anormal tener relaciones sexuales con ella. Son crìmenes sin nombre, crìmenes que ni los animales màs salvajes cometen. Defender todavìa a estos criminales se me hace una aberraciòn. La pena de muerte es imprescindible para estas alimañas y ya.

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